Aniversario de la tragedia
El joven que ayudó a los héroes del Orzán quiere ser policía
Adrián Doce no ha vuelto a pisar la playa desde el pasado 27 de enero
No quiere recordar, prefiere mirar hacia delante.
Pero es consciente de que estos días los recuerdos afloran sin querer.
Hace un año el destino le puso en su camino la prueba más difícil de su
vida. La pasó, y con nota. Adrián Doce caminaba por el paseo marítimo
cuando escuchó unas voces en la playa pidiendo auxilio. No se lo pensó
dos veces, bajó corriendo, se quitó el abrigo y la camisa y se metió en
el agua. Junto con el resto de policías trató de ayudar a los compañeros
y al joven eslovaco que se encontraban en peligro. Era el único que no
pertenecía al cuerpo. Daba igual. Se sujetó con los demás para formar
una cadena humana cuando vieron uno de los cuerpos flotando. Lo
perdieron de vista y poco a poco se replegaron ante la evidencia de que
no era posible localizarlo desde tierra. Adrián logró salir del agua
como pudo con la ayuda de otro Policía Local, Iván Ramos.
Se siente «orgulloso» de lo que hizo, aunque,
dice, «con la espinita de no poder haber hecho más». Bastante hizo, pudo
ser uno de ellos, y lo sabe. Su madre todavía recuerda la angustia de
aquella mañana cuando no lograban dar con su paradero. «Tiene muy buen
corazón, y siempre está dispuesto a ayudar», dice orgullosa. Sus padres,
junto con su novia, Tania, han sido sus principales apoyos este año.
No ha vuelto a pisar la playa desde entonces. Ni
el Orzán ni otra. Por el lugar de la tragedia ha pasado cuando no ha
quedado más remedio. La última vez, la semana pasada en medio de la
ciclogénesis explosiva que dejó una estampa de la bahía coruñesa que ya
había visto antes. «El mar estaba como aquella noche. Las olas eran
inmensas». Hace un año recordaba que el mar estaba tan bravo como esos
días en los que se lleva por delante parte de la barandilla del paseo.
Un sueño
La encrucijada de aquella noche le sirvió para
ver la vida de otra manera, disfrutar de cada momento y valorar más los
pequeños detalles. Y para algo más. Para cumplir un sueño que tenía
desde pequeño y que se intensificó todavía más si cabe aquella madrugada
de enero: convertirse en policía nacional. «Era muy pequeñito cuando ya
decía: ??Mamá, quiero ser policía??», explica su madre, que apunta que
tres familiares ya pertenecen a la Policía Nacional. Hace dos meses
comenzó a prepararse. Acude diariamente a clase, de momento solo teoría,
y poco a poco, para acostumbrar el oído. No tiene prisa por presentarse
al examen, quizás dentro de un año. De momento, a estudiar legislación y
ortografía, que según dice, no es poco. A buena parte de sus futuros
compañeros de profesión se los ganó aquella noche. Así es que la noticia
de que preparaba las oposiciones no ha podido tener mejor recibimiento
por parte del cuerpo. Lo han acogido como a uno más de la familia,
alguno incluso ya se lo ha dicho.
Ha sido un año difícil. Muy difícil. Ha recibido
premios y medallas, alguna que guarda con especial cariño, como la que
recibió de manos del ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, y que
llevó a su abuela Lola apenas unos días antes de que falleciera. El
joven que no quiere ser héroe volverá mañana a la playa.
Adrian Doce hace un año me hizo un comentario en mi blog de samoyedoblanco, y por fín lo conozco en fotos, me encantaria poder conocerlo en persona.
Gracias Adrian!!..eres un valiente..y gracias por ser como eres.
Oli.!!..Katya.