Katya

domingo, 19 de junio de 2011

NADA









Debajo del chorro del agua caliente noto como la piel se me pone de gallina con el contraste frío-calor. Y pienso en lo poco que me gusta eso. De hecho me resulta bastante desagradable. Solo quiero calor. Calor que me cubra, y que me moje entera. Quiero que el agua caiga sobre mi cara y que mis oídos se vuelvan sordos. Si pudiera, evitaría incluso escucharme a mí misma.
Miro el espejo del baño. Esta empañado.
Al salir de la ducha, me digo a mí misma que el frío que hace a estas alturas del año no es normal, y miro mi reflejo en el espejo, pero solo de reojo.
Con una toalla quito un poco de ese vaho para poder verme. Al menos la cara. Encontrar mis ojos y clavarme en ellos. Así me siento en casa. Es como una manera de comprobar que sigo aquí, que aún no me he volatilizado después de tanto tiempo.
Y es que tanto ir y venir hace que a veces piense que soy como una pieza de lego, de esas que quitas y encajas en otro sitio que convenga más. Pero yo no quiero eso.
En todo caso seré yo quién decida donde poner las piezas, como cuando era una cría
que pasaba horas muertas construyendo casas y construcciones varias. Calculaba donde dejar hueco para una cama o para hacer una nueva habitación. Ahora empezaré a calcular donde guardar mis sístoles y diástoles. Les haré un armazón.
Cuanto poder nos daba no ser conscientes de lo que se nos venía encima. Inocentes hasta el punto de regalar los besos que ahora ya de adultos, tanto nos cuestan.

Sola al fin, en la cama, puedo cerrar los ojos y tumbarme sin necesidad de nada.

Pasar buena tarde, ser felices y siempre con una sonrisa.

OLIVIA.A VIDAL.

No hay comentarios:

Publicar un comentario