Katya

lunes, 28 de enero de 2013

Aniversario de la tragedia

El joven que ayudó a los héroes del Orzán quiere ser policía

Adrián Doce no ha vuelto a pisar la playa desde el pasado 27 de enero

No quiere recordar, prefiere mirar hacia delante. Pero es consciente de que estos días los recuerdos afloran sin querer. Hace un año el destino le puso en su camino la prueba más difícil de su vida. La pasó, y con nota. Adrián Doce caminaba por el paseo marítimo cuando escuchó unas voces en la playa pidiendo auxilio. No se lo pensó dos veces, bajó corriendo, se quitó el abrigo y la camisa y se metió en el agua. Junto con el resto de policías trató de ayudar a los compañeros y al joven eslovaco que se encontraban en peligro. Era el único que no pertenecía al cuerpo. Daba igual. Se sujetó con los demás para formar una cadena humana cuando vieron uno de los cuerpos flotando. Lo perdieron de vista y poco a poco se replegaron ante la evidencia de que no era posible localizarlo desde tierra. Adrián logró salir del agua como pudo con la ayuda de otro Policía Local, Iván Ramos.
Se siente «orgulloso» de lo que hizo, aunque, dice, «con la espinita de no poder haber hecho más». Bastante hizo, pudo ser uno de ellos, y lo sabe. Su madre todavía recuerda la angustia de aquella mañana cuando no lograban dar con su paradero. «Tiene muy buen corazón, y siempre está dispuesto a ayudar», dice orgullosa. Sus padres, junto con su novia, Tania, han sido sus principales apoyos este año.
No ha vuelto a pisar la playa desde entonces. Ni el Orzán ni otra. Por el lugar de la tragedia ha pasado cuando no ha quedado más remedio. La última vez, la semana pasada en medio de la ciclogénesis explosiva que dejó una estampa de la bahía coruñesa que ya había visto antes. «El mar estaba como aquella noche. Las olas eran inmensas». Hace un año recordaba que el mar estaba tan bravo como esos días en los que se lleva por delante parte de la barandilla del paseo.

 
Un sueño 
La encrucijada de aquella noche le sirvió para ver la vida de otra manera, disfrutar de cada momento y valorar más los pequeños detalles. Y para algo más. Para cumplir un sueño que tenía desde pequeño y que se intensificó todavía más si cabe aquella madrugada de enero: convertirse en policía nacional. «Era muy pequeñito cuando ya decía: ??Mamá, quiero ser policía??», explica su madre, que apunta que tres familiares ya pertenecen a la Policía Nacional. Hace dos meses comenzó a prepararse. Acude diariamente a clase, de momento solo teoría, y poco a poco, para acostumbrar el oído. No tiene prisa por presentarse al examen, quizás dentro de un año. De momento, a estudiar legislación y ortografía, que según dice, no es poco. A buena parte de sus futuros compañeros de profesión se los ganó aquella noche. Así es que la noticia de que preparaba las oposiciones no ha podido tener mejor recibimiento por parte del cuerpo. Lo han acogido como a uno más de la familia, alguno incluso ya se lo ha dicho.
Ha sido un año difícil. Muy difícil. Ha recibido premios y medallas, alguna que guarda con especial cariño, como la que recibió de manos del ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, y que llevó a su abuela Lola apenas unos días antes de que falleciera. El joven que no quiere ser héroe volverá mañana a la playa.

Adrian Doce hace un año me hizo un comentario en mi blog de samoyedoblanco, y por fín lo conozco en fotos, me encantaria poder conocerlo en persona.
Gracias Adrian!!..eres un valiente..y gracias por ser como eres.
Oli.!!..Katya.

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